LA MUSICA EN ANDALUCIA
La música andaluza es tanto la música tradicional propia del territorio español de Andalucía, como un tipo de música específico de género culto, definido por unas características propias en el ámbito métrico, melódico, armónico y formal. En el ámbito armónico es muy frecuente el uso de la cadencia andaluza. Por ello, puede hablarse con propiedad de música andaluza compuesta por compositores no andaluces. En el ámbito de la musicología, a esta tendencia suele llamársele Andalucismo musical. Destacados géneros de música andaluza son el flamenco, la copla andaluza y el rock andaluz.
Historia de la danza en Andalucía
En el Siglo de Oro los cantos y danzas populares españoles, como los romances, las zarabandas, chaconas y seguidillas, llegaron a los escenarios en forma de intermedios o entremeses durante las obras teatrales, modificando sus rasgos populares. Los escritores tanto españoles como extranjeros relatan la existencia de cuadrillas de músicos y bailarines profesionalles.
En el tránsito del siglo XVII al XVIII los bailarines profesionales siguieron haciendo cambios creativos en bailes populares, como el fandango y la seguidilla, añadiendo elementos, giros y eliminando de ellos lo tosco y lo explícito sexualmente. En Andalucía se cultivaron especialmente las seguidillas sevillanas, la seguidilla gitana y el zapateado. Asimismo, el monopolio del comercio con las Indias de Sevilla y Cádiz, y el consecuente trafico de esclavos negros hacia América, propició la presencia en varias ciudades portuarias bajo andaluzas de colonias de negros, que influyeron con su música y danza en la población local, en un movimiento de ida y vuelta entre África, España y América. En Cádiz surgió elzorongo, un baile que según las letras de los pliegos de cordel era originario del Congo, aunque posteriormente Teófilo Gautier lo describió bailado por gitanos. El fandango llegó a España desde las Indias, siendo considerado en las Antillas un baile de negros. A finales del XVIII el fandango era un baile muy concreto y popular, tanto en los escenarios como en las fiestas. Su coreografía se acompañaba de castañuelas y pitos e incluía el zapateado. Hoy día ya no se baila.
A finales del XVIII se creó el bolero, cuya supuesta paternidad es compartida por varios bailarines, si bien Serafín Estébanez Calderón atribuye su definitiva codificación al maestro murciano Requejo. La manera de bailar el bolero pasó a crear un estilo de baile, llamado escuela bolera, un auténtico compendio del baile popular español estilizado que, en la primera mitad del XIX entró en las academias de baile, con bailes como el polo, la tirana y el ole.
En 1815 es citado el jaleo en la obra teatral Los gitanos. En palabras de Felipe Pedrell era un baile animado aunque escrito en tono menor. Existían varios jaleos, siendo el más popular el jaelo de Jerez, que muchos famencólogos creen que es el antecesor directo de las bulerías y soleares, uno de los palos fundamentales del flamenco. Arcadio Larreasos tiene que la estilización académica de estos jaleos pudo dar lugar a la caña y el polo, cuyo éxito en la década de 1840 atestigua Estébanez Calderón. Cuando el jaleo llegó a los cafés cantantes, puede que se ralentizara, para propiciar una mayor exhibición de las dotes del cantaor, dando lugar al nacimiento de la soleá «para escuchar» tal y como se entiende hoy día.
En las ciudades de América donde había población esclava de origen africano, los cabildos o las cuadrillas de negros se reunían en lugares públicos, como en los arrabales de La Habana, donde se expresaban musicalmente. En la década de 1830 llegaron a Cádiz los sones y los pasos de los tangos de negros: fréneticos bailes de compás binario. Allí tuvieron un gran éxito, incorporándose a las fiestas gaditanas y a las letras de pliegos de cordel y de zarzuelas. El tango se constituyó como uno de los palos fundamentales del flamenco desde la época fundacional de los cafés cantantes. Asimismo el tanguillo se hizo el heredero de la polirritmia africana.
Flamenco
El flamenco es un género de música y danza que se originó y desarrolló en la Baja Andalucía a partir del siglo XIX, que tiene como base la música y la danza andaluza y en cuyo desarrollo han influido notablemente los gitanos. El cante, el toque y el baile son las principales facetas del flamenco el cual se ha convertido en uno de los principales referentes de la cultura andaluza y española en todo el mundo.7
Copla andaluza
La copla andaluza es un tipo de canción ligera que floreció en España a partir de la década de 1940. Quintero, León y Quiroga son los tres creadores más importantes de este género, entre otros muchos.
Contemporáneamente cabe hacer mención a los compositores e intérpretes de copla andaluza, como Lola Flores, Carlos Cano, Juanito Valderrama y Rocío Jurado
El Rock Andaluz
Es un subgénero de fusión entre el rock y la música folclórica andaluza, en especial el flamenco. Su desarrollo abarca la segunda mitad de la década de 1970 y los primeros años de la de 1980, aunque los primeros grupos que realizan fusiones en esta línea, lo hacen en el cambio de década entre los años 1960 y los 70 (Gong, Smash, Gualberto, Nuevos Tiempos…).8 Como subgénero, formó parte de un movimiento general de búsqueda de las raíces, que dio lugar a corrientes similares en Castilla, Cataluña y otros lugares, además de recuperar para el gran público músicas de origen tradicional, incluida la música celta.
En el desarrollo del género, se siguen dos grandes líneas, relacionadas con géneros musicales predominantes en el rock de la época:9Por un lado, la línea progresiva y sinfónica, que fue la más numerosa y la que más éxito de ventas obtuvo (Triana, Alameda, Cai, Imán, Mezquita…); por otro, la línea de fusión jazzera, que incorporó a grupos como Guadalquivir, Vega o La Banda del Tío Paco. Hubo una tercera línea de desarrollo, más tardía, que partía de supuestos más cercanos al rock duro, con Storm como pioneros y Medina Azahara como grupo más conocido, y el único que sobrevive.
Blues andaluz
El Blues está fuertemente vinculado al desarrollo del rock en Andalucía y ha logrado mantener una escena regional propia al menos desde 1967, cuando los grupos de rock progresivo sevillanos impulsaron la escena musical andaluza. Tanto Gong, que aparece en 1967, como Smash (1968) o Green Piano (1969), grabaron singles compuestos por temas blues, todos ellos para el sello catalán «Als 4 Vents».10 Con el comienzo de la década de los 80, aparece uno de los grupos emblemáticos del blues-fusión andaluz, Pata Negra, liderada por Raimundo Amador, que había estado en el grupo Veneno, y su hermano Rafael. La banda realiza un blues-rock organizado sobre conceptos flamencos. En los años siguientes, aparecen algunas de las bandas señeras del blues andaluz: Caledonia Blues Band, creada en 1986; Entresuelos; Algeciras Blues Express, etc… La formación de bandas similares en otros lugares de la Comunidad, como Lito Blues Band, en Málaga, o La Blues Band de Granada, en esta ciudad, completa el panorama.11 En los años 90, se incorporan nuevas bandas, como Los Perkins, Southern Cats, Blues Machine (después llamados Blues Blasters), Los Lagartos, Blues de Garrafa…
TRAJES REGIONALES
HUELVA
Las danzas rituales onubenses representan un patrimonio inmaterial vivo, dotado de un enorme valor simbólico como seña de identidad de los grupos y las comunidades que lo recrean y reproducen anualmente, siendo el conjunto patrimonial más numeroso y rico de esta expresión cultural en la Comunidad Autónoma de Andalucía.
Se trata de expresiones culturales relevantes que tienen lugar en el contexto y desarrollo de distintos rituales festivo-religiosos, constituyendo uno de los principales referentes simbólicos en los lugares en los que se realizan. Como manifestaciones festivo-religiosas poseen un significado vinculado al carácter del ritual, percibiéndose como parte indisociable de los actos y el ceremonial que lo integran. Además del valor identitario, de la religiosidad y el modo de percibir los rituales, las danzas poseen un valor social como hecho conformador de grupos sociales identificados por la acción común de la danza, por el género y en menor medida la edad. Son danzas interpretadas exclusivamente por hombres (jóvenes, niños y adultos) en las que se exhiben los valores tradicionales masculinos tales como el esfuerzo, la virilidad, resistencia, precisión y brío necesarios para su ejecución, concibiéndose como una actividad de carácter masculino. Por último, las danzas conjugan en su ejecución una serie de bienes materiales e inmateriales de gran riqueza y variedad en cuanto a sus significados: indumentarias de los danzantes, objetos que portan, pasos de danza, figuras y mudanzas elaboradas, músicas de gaita y tamboril, símbolos y emblemas, elementos que van más allá del valor estético o artístico, pues marcan significativamente las diferencias entre unas danzas y otras. Lejos de ser expresiones culturales arcaicas, de viejos tiempos y usos, las danzas ejemplifican hoy por hoy el valor y capacidad adaptativa de unos rituales y unos modos de expresión que gozan de una gran vitalidad en la provincia.
Descripción
Relacionadas directamente con rituales religiosos de gran significación en la provincia de Huelva, la mayoría de las danzas se realizan en honor de imágenes patronales locales, fundamentalmente advocaciones marianas (en seis casos) y santos (en cinco casos), a excepción de la danza del Corpus Christi en Cumbres Mayores y la danza de San Antonio de Alosno (advocación grupal). Teniendo en cuenta la diversidad de actos y fases en los que se efectúan pueden distinguirse aquellas que tienen lugar en procesiones urbanas, las que se inscriben en el transcurso de romerías en santuarios rurales, y las que se desarrollan en ambos contextos rituales, procesiones urbanas y romerías. La mayoría de las danzas están controladas o dependen de las Hermandades que organizan los rituales festivos, destacando la institución de la mayordomía que asume durante los festejos el coste y organización de convites más o menos abiertos al conjunto de la colectividad.
Las danzas en general van a ser conocidas por los objetos que instrumentalizan los danzantes o por alguno de sus referentes. Llevan espadas los danzantes de San Antonio en Alosno, Cabezas Rubias, El Cerro de Andévalo, Puebla de Guzmán y San Bartolomé de la Torre; garrotes en Villanueva de las Cruces, y arquillos ornamentales enSanlúcar de Guadiana y Villablanca.
En el resto de poblaciones (los «cascabeleros» en Alosno, Cumbres Mayores, El Almendro y Villanueva de los Castillejos e Hinojales), los grupos de danzantes van a portar únicamente los palillos o castañuelas (que también llevan los danzantes que sostienen los arquillos) con los que se marca el paso de danza.
Entre los rasgos comunes que pueden resaltarse del conjunto de danzas rituales, mantenidos inalterablemente en el tiempo, se destaca la condición masculina que han de tener los danzantes y el número impar que componen los grupos, entre los diecinueve «cascabeleros» de San Juan en Alosno y los siete «lanzaores» de San Benito Abad, excepto los grupos de Cumbres Mayores formados por diez danzantes por el añadido del contraguión. Dentro de cada grupo sobresale uno que es el que marca el ritmo de los pasos y la secuencia de las mudanzas y figuras. El nombre con el que se denomina a este danzante generalmente es el de «cabeza», aunque también se le conoce como «guión», «manijero», «capitán», o «cruz», papel desempeñado normalmente por el más habilidoso, distinguiéndose en algunos lugares por algún rasgo o matiz en la indumentaria generalmente un color diferente a los demás en algunas de sus prendas (chaleco, mantoncillo, banda, o faja). En las danzas interpretadas con espadas, lanzas y garrotes, destaca el último de la fila conocido como «rabeaor», «rabero», o «rabéon» cuyos movimientos implican cierta distinción con respecto al resto (balancear, raspear en el suelo, chocar con el resto de las espadas, etc.).
Respecto a la indumentaria de los danzantes, si bien en el pasado se caracterizaba por la escasez de signos rituales, en la actualidad se presenta como uno de los elementos que acentúan las particularidades y diferencias entre unas danzas y otras. Esta indumentaria se caracteriza en líneas generales por una mayor elaboración: pantalones abiertos en la parte inferior de la pernera o acortados hasta media pierna, tejidos en terciopelo azul o negro y ornamentados en su extremo inferior con cascabeles, madroños o botones forrados; medias de algodón caladas para cubrir las piernas; fajas ornamentales de colores, algunas de ellas bordadas; camisas blancas ribeteadas con finos encajes en las mangas, pecheras y cuellos; chalecos elaborados con tela multicolores; pañuelos o bonetes de tela bordada; y zapatillas o botas camperas. Además de estos rasgos los danzantes suelen llevar cintas multicolores ya sea en palillos o en los adornos de la cabeza, así como bandas cruzadas con cuidados bordados. Los antiguos mantoncillos sólo se conservan en Sanlúcar de Guadiana y han sido sustituidos por un pañuelo en Villablanca. Dentro del grupo, la nota diferente a este patrón viene marcada por la diferenciación del «cabeza», capitán, «guía» o guión con respecto al resto de danzantes, generalmente plasmada en un color diferente en algunas de sus prendas ya sea el chaleco, el mantoncillo, la banda o la faja. Las danzas consisten en una sucesión de mudanzas, cambios o figuras que los danzantes ejecutan en grupo bien sea mientras se desplazan, retroceden o permanecen sin desplazarse delante de las imágenes. Las mudanzas que se realizan en el transcurso de las procesiones suelen ser las más sencillas compuestas a veces por un único paso de calle o mudanza base. Por el contrario, será en las paradas, en el interior de los templos y las ermitas donde se desarrollen las coreografías más complejas y vistosas. Las mudanzas o figuras que se realizan varían en número y complejidad de una población a otra e incluso entre los grupos de danzas de una misma población. En los grupos que emplean espadas, garrotes y arquillos, no faltan los arcos de honor o de cortesía para las autoridades y mayordomos, así como los puentes que forman con estos objetos, girando sobre sí mismos y pasando bajo sus propios arcos. La mayor parte de las mudanzas carecen de nombres propios, y de explicaciones acerca de su origen y significados, aunque se citan por las figuras que forman las acciones que realizan.
Vinculada de manera ineludible a la danza y los danzantes, se encuentra la música de gaita y tamboril interpretada por uno o más tamborileros que acompañan al grupo. Las melodías suelen ser sencillas, breves y reiterativas, así como el toque de tamboril que marca el ritmo y el paso de los danzadores. Sobre los orígenes y la evolución de las danzas rituales se conoce muy poco. La escasa información que se encuentra sólo constata su existencia, pero no aporta nada sobre el modo en el que se ejecutaban las mudanzas y los procesos rituales en los que se insertan. Este desconocimiento histórico es resultado de la propia condición popular de las danzas y danzantes. El origen histórico de las danzas en la mayoría de las localidades se remonta popularmente a un pasado indefinido y lejano, ligado en ocasiones al origen mismo de la población. En unos casos se citan supuestas génesis precristianas relacionadas con danzas guerreras o rituales sanatorios y de invocaciones encaminados a proteger a la comunidad. En otros se señala que fueron traídas con los nuevos repobladores cristianos, tras la expulsión de los musulmanes, a partir del siglo XIII. En otras poblaciones se sugiere que fueron pastores trashumantes del norte de la península quienes las trajeron en sus desplazamientos por estas tierras. En cualquier caso, las referencias más antiguas de danzas festivas celebradas por diferentes motivos (celebraciones religiosas) en la provincia de Huelva se remontan a los siglos XVII y XVIII, caso de Cumbres Mayores (1629) y Villablanca (1731). La última danza que se incorpora a esta tradición es la de San Sebastián en Cabezas Rubias en 1983, creándose la danza al mismo tiempo que se erige una ermita rural y se instituye una romería ex novo en su honor.
Las danzas onubenses se ejecutan en doce pueblos, resaltando en su distribución territorial la comarca del Andévalo con diez poblaciones (Alosno, Cabezas Rubias, El Almendro, El Cerro del Andévalo, Puebla de Guzmán, San Bartolomé de la Torre, Sanlúcar de Guadiana, Villablanca, Villanueva de los Castillejos y Villanueva de las Cruces) y la comarca de la Sierra con dos (Cumbres Mayores e Hinojales).
DESCIPCIÓN INDIVIDULIZADA
Danza de los cascabeleros
Otras denominaciones: Danza de San Juan Bautista. Localización: Alosno (Huelva).
Descripción
Monumento al Cascabelero
Danza ritual en honor a San Juan Bautista, patrón de Alosno, en el contexto de la fiesta del 24 de junio, realizada por un único grupo de danzantes denominados «cascabeleros», compuesto por unos diecinueve hombres adultos acompañados durante el desfile procesional por un grupo infantil.
Del grupo sobresale el «cabeza» cuya función es iniciar la mudanza indicada por el «Maestro de Ceremonias» que desfila junto a los danzantes. En la danza se distinguen dos modalidades: bajo la figura del «coro» o cuando se danza en «fila», durante la procesión. Los «cascabeleros» interpretan la danza con «palillos» o castañuelas adornadas con cintas blancas, rojas y amarillas, madroños y cascabeles o «cascabeleras» en las tobilleras. Los símbolos fundamentales que identifican a la danza son: San Juan Bautista, las «cascabeleras», su indumentaria, y la «folía», mudanza realizada en los momentos clave de la fiesta.
Ámbito en el que se desarrolla la actividad: Durante el desarrollo de la fiesta son importantes la Iglesia Parroquial de Ntra. Sra. de Gracia, Plaza de la Constitución, Paseo de la Calle Nueva, y calles por donde se realiza el recorrido procesional del Santo.
Fandango Parao
Otras denominaciones: Localización: Alosno (Huelva).
Descripción
El Fandango Parao es un baile que los «cascabeleros» realizan después de la procesión y Misa de San Juan Bautista, el 24 de junio, en el paseo o plaza de la Constitución de Alosno. La danza es un baile en pareja, distribuyéndose el grupo entre cuatro y seis pares dispuestos en dos hileras en el que se simula una disputa bailada a través de varios pasos o «mudanzas» ejecutados sin desplazamiento del lugar. El baile, al igual que la música de gaita y tamboril, se estructura según dos secuencias melódicas repetidas ocho veces que incluyen un paso común y mudanzas por parejas, finalizando con un paso bailado y un abrazo de confraternidad entre las parejas de danzantes. Los símbolos que identifican a la danza son las «cascabeleras», la indumentaria y el abrazo final, como símbolo de reconciliación. Ámbito en el que se desarrolla la actividad: Plaza de la Constitución.
Danza de San Antonio de Padua
Otras denominaciones: Danza de Espadas de San Antonio. Localización: Alosno (Huelva).
Descripción de la actividad
Danza ritual en honor de San Antonio de Padua realizada durante la procesión urbana de la imagen del Santo el sábado del último fin de semana del mes de mayo, no coincidiendo el ritual festivo con la onomástica del santo (13 de junio, según el santoral). Los danzantes, organizados por la Asociación Cultural San Antonio de Padua, forman un único grupo de danza compuesto por quince hombres adultos, distinguiéndose el «cabeza» y el «rabeador». La danza interpretada con espadas se realiza por delante del santo, imitando la forma de una serpiente que se enrosca, se estira y zigzaguea al compás de la música. En este movimiento sobresale el papel del «rabeador» ya que simula la cola de la serpiente. Destacan las figuras del «puente-fila», el «puente-parejas», y el coro. Los símbolos que identifican a la danza son: San Antonio de Padua, las espadas (identifica a los danzadores y a la danza en sí misma), la indumentaria, y el movimiento «serpiente» que ejecuta el grupo.
Ámbito en el que se desarrolla la actividad: Iglesia Parroquial de Ntra. Sra. de Gracia, Plaza de la Constitución y calles por donde se realiza el recorrido procesional del santo.
Danza de las espadas
Otras denominaciones: Danza de San Sebastián. Localización: Cabezas Rubias (Huelva).
Descripción de la actividad
Danza ritual en honor a San Sebastián, patrón de Cabezas Rubias, ejecutada durante la procesión de San Sebastián (20 de enero) y en los actos rituales de la Romería de San Sebastián (día del pregón, primer domingo de mayo; y día de la Romería, segundo domingo de mayo). La danza interpretada con espadas de forja artesana la realizan un número impar de entre siete o nueve danzantes denominados «lanzaores» entre los que destaca el «guía» y el «rabeador». Entre las mudanzas o figuras interpretadas destacan el «arco», la «ola», el «coro» o la «rosca» y la «cadena». Los símbolos que identifican a la danza son: San Sebastián, la indumentaria, las espadas y mudanzas.
Ámbito en el que se desarrolla la actividad: Durante la procesión de San Sebastián son importantes la Iglesia Parroquial de Ntra. Sra. de la Consolación y calles por las que discurre: Iglesia, Plaza, Álamo, Fuente, Coso, Cerro, Santo, Rincón, Ejido del Oeste, mientras que durante la romería el ámbito es la ermita de San Sebastián y su entorno (Cabezo de Buitrón).
Danza del Corpus
Otras denominaciones: Localización: Cumbres Mayores (Huelva).
Descripción
Danza circunscrita a los actos y contextos rituales de la fiesta del Corpus Christi, (jueves y domingo de Octava) y la Festividad de la Virgen del Amparo (8 de septiembre). La danza, organizada por la Hermandad del Santísimo Sacramento, la ejecuta un número par de danzantes con «palillos» o castañuelas, teniendo protagonismo el guión y el contraguión de manera complementaria. Algunas de las mudanzas más significativas son la «cadena», «cadena por dentro», cadena cruzada», «estirao», «invertido con vueltas», «corro», «angelitos», «cruz», «cruce de espaldas», «cruce de frente», y «caracol». Los símbolos que identifican a la danza son la custodia, la Virgen del Amparo, la ermita, la indumentaria y las figuras y mudanzas. Ámbito en el que se desarrolla la actividad: Durante el Corpus la danza comprende los espacios de la Iglesia Parroquial de San Miguel Arcángel y calles de la población por la que discurre la procesión: Plaza de Portugal (Iglesia), Abades, La Portá, Deán Campos Moro, Plaza del Altozano, Verbena, La Portá, Félix Campos, Benito Moro, Plaza de España, Cervantes, Narciso Suárez y Plaza de Portugal.
Danza de la Virgen de la Esperanza
Otras denominaciones: Localización: Cumbres Mayores (Huelva).
Descripción
Danza ritual en honor de la Virgen de la Esperanza realizada en el trasncurso de diversos rituales en los que se rinde culto público o participa la imagen de la Virgen: Domingo de Flores (domingo siguiente al de Resurrección), Romería del Lunes de Albillo, Domingo de Besamanos (segundo domingo después del lunes de Albillo) y procesiones del Corpus, la víspera y jueves del Corpus Christi y el Domingo de la Octava. La danza la ejecutan un número par de danzantes con «palillos», entre ocho o diez, entre los que toma protagonismo el guión y el contraguión, en menor medida. Algunas de las mudanzas significativas son la «cadena» («en alto y en bajo»), cadena por dentro («en alto y en bajo»), «estirao», «corro», «angelitos», «cruz», «cruce» (de frente), y «caracol». Los símbolos que identifican a la danza son la imagen de la Virgen de la Esperanza (devoción y culto patronal), la ermita de la Virgen de la Esperanza, el camino de la Virgen, la indumentaria, y las figuras o mudanzas. Ámbito en el que se desarrolla la actividad: Entorno e interior de la Ermita de la Virgen de la Esperanza, Plaza de Portugal (iglesia Parroquial), Abades, La Portá, Deán Campos Moro, Plaza del Altozano, Verbena, La Portá, Félix Campos, Benito Moro, Plaza de España, Cervantes, Narciso Suárez, Plaza de Portugal.
Danza de los Cirochos o Sirochos
Otras denominaciones: Localización: El Almendro y Villanueva de los Castillejos (Huelva).
Descripción
Danza ritual en honor a la Virgen de Piedras Albas, patrona de El Almendro y Villanueva de los Castillejos realizada en el contexto festivo-religioso de la Romería de la Virgen de Piedras Albas. La danza tiene lugar en los preámbulos de la Romería (pregón), durante el desarrollo de la romería (domingo y martes de romería), y durante la Novena de la Virgen, ejecutándose en la procesión del Resucitado (Domingo de Romería). La danza la interpretan dos grupos de danzantes de número impar (entre nueve y siete hombres), denominados particularmente «cirochos», con castañuelas, mirando hacia las andas de la Virgen y avanzando al paso hacia atrás. El número de mudanzas es variable aunque las más importantes son «la estrella», la «cruz» o el «avión», los «cruces», y el círculo. Los símbolos de la danza son la Virgen de Piedras Albas, los cirochos, y su indumentaria de la que resalta el fajín, banda y pañuelo. Ámbito en el que se desarrolla la actividad: Ermita de la Virgen de Piedras Albas, entorno de la ermita en el Prado de Osma. En los centros urbanos de El Almendro y Villanueva de los Castillejos son importantes la Iglesia Parroquial de la Purísima Concepción de Villanueva de los Castillejos, y la Iglesia de Ntra. Sra. de Guadalupe de El Almendro.
Danza de las lanzas
Otras denominaciones: Las Lanzas y Danza de San Benito Abad. Localización: El Cerro del Andévalo (Huelva).
Descripción
Danza ritual en honor a San Benito Abad, patrón de El Cerro del Andévalo, realizada en distintos actos dentro del contexto de la Romería de San Benito: preámbulos de la romería (Aviso General o Mañana de Albricias, Jueves de Lucimiento o Día de Faltas), la romería (Sábado, domingo y lunes) y epílogo de la romería (Miércoles y Jueves del Dulce), durante el primer fin de semana del mes de mayo. Los danzantes, denominados «lanzaores», forman un grupo de siete hombres con lanzas de hierro, destacando el «cabeza» y el «rabeón» diferenciados por su indumentaria. En la danza pueden distinguirse tres variantes: en la Misa, en la Procesión y en El Poleo, interpretado junto a las jagumeras, formando parejas mixtas. Los símbolos de la danza son San Benito Abad, las lanzas, la indumentaria y el «paso bajo las andas», figura o mudanza considerada acto reverencial hacia San Benito Abad.
Ámbito en el que se desarrolla la actividad
Iglesia Parroquial de Ntra. Sra. de Gracia y Plaza de España durante la mañana de Albricias; Ermita de San Benito Abad y su entorno, en el sábado, domingo y lunes de Romeria.
Bailes típicos de Sevilla: arte y pasión
Es como un escenario para románticos. Un lugar que entremezcla lo pintoresco y lo maravilloso. Los colores, la alegría y la música. Fuente de inspiración para los artistas europeos. Así es Sevilla, capital de Andalucía, actualmente una de las ciudades más visitadas de España con un casco histórico de los más grandes y preciosos del continente. Espacios como éste, vestidos de antigüedad y belleza, los encontramos por toda Europa… nos preguntamos entonces por qué Sevilla tiene un color especial. Y ahí es donde aparece el terreno del arte. Sevillanas y flamenco inundan este territorio español.
Si nunca has visitado esta ciudad, tienes una larga lista de cosas por hacer. En primer lugar, hospedarte en alguno de los hoteles en Sevilla bien situados. Y luego comenzar tus primeras andanzas por estas tierras de color, visitando laCatedral de Santa María y ascendiendo la famosa torre de La Giralda para contemplar este impresionante templo religioso. Luego te quedarán muchas paradas más: los preciosos palacios de los Reales Alcázares, la Plaza de España, la Torre del Oro, el Museo de Bellas Artes, el Monasterio de la Cartuja, el Ayuntamiento, la antigua Fábrica de Tabacos, la vieja Itálica…
Pero, con todo, no acabaríamos de entender Sevilla si no hiciéramos presencia en alguno de los espectáculos de baile y danza que corrompen las calles, los locales, los pubs… porque hay que decirlo: Sevilla tiene una vida constantemente activa gracias a la música. ¿Y qué tipo de música es esta? Fundamentalmente la sevillana, es el baile por excelencia de esta ciudad, ampliamente difundido en ferias y celebraciones de toda Andalucía, a saber: en la romería de El Rocío, en la aldea almonteña de Huelva, en las Cruces de Mayo de Granada… Su origen se remonta a la época de los Reyes Católicos cuando ya se componían las llamadas “seguidillas castellanas” que con el tiempo evolucionaron, se “flamencaron”, hasta llegar a los cantes y bailes actuales. Ya por entonces, eran muy frecuentes en los corralones de vecinos y en los patios.
El nombre tal cual lo conocemos fue registrado por la Real Academia España en 1884, y así fue como las Sevillanas han ido apoderándose de los artistas y no artistas del mundo entero, estableciéndose como baile de enseñanza en las academias de muchos países extranjeros. Tal es así que hoy este es el baile regional más bailado de nuestro país. ¿Características de este baile? Bueno, las sevillanas se suelen bailar por pareja al son de cuatro coplas, en las que se distinguen fácilmente cuatro movimientos: paseíllos, pasadas, careos y remate. La música acompañante suele salir de las cuerdas de una guitarra, que inicia el canto rasgueando. A ello se suma las palmas que siguen el ritmo del grupo y, en ocasiones, las castañuelas. Música y baile, todo a un mismo tiempo ejecutado, con un resultado romántico y un provocativo desplante.
Las sevillanas están ancladas dentro del arte flamenco, que en la actualidad es el símbolo y sello del espíritu andaluz. Mucho más que un género musical, mucho más que un cante acompañado de baile… el flamenco respira por sí mismo: es historia, es tradición, es cultura. Si lo que deseamos es conocerlo de cerca, en su estado más puro y natural, solo tenemos que caminar por Sevilla y veremos el amor que guardan los habitantes de la ciudad hacia el arte flamenco. Es muy habitual que todos sepan bailarlo: niños, jóvenes y adultos.
Espectáculos garantizados los que encontramos en el barrio de Triana, lleno de bares de flamenco como El Mantoncillo y El Tejar, donde disfrutaremos de un ambiente selecto y acogedor, con fotografías y cuadros ambientados, que nos harán pasar una agradable velada. También en el centro de la ciudad hallamos otros bares interesantes como Pata Negra, El Perro Andaluz y El Tamboril, donde los músicos siempre dominan la atención de la gente, y la guitarra va pasando de mano en mano para una mayor diversión.
Finalmente, donde también podemos disfrutar de auténticos espectáculos de arte flamenco es en los denominados “tablaos”, sitios específicos que antiguamente llevaban por nombre “cafés cantantes”, y que en Sevilla encontraremos sin dificultad allá donde vayamos, porque están dedicados y consagrados casi exclusivamente al turismo. Eso sí, son caros y a veces carecen de la pasión gitana tan propia del género.
Pasión por el arte, vida en cada nota, color en cada sonido de guitarra y gracia en cada paso de baile. El flamenco, y en particular, las sevillanas, es el espíritu que particulariza a esta capital andaluza. Tras las ventanas de cada casa, en los rincones de bares, impregnado en los museos y salones, en las escuelas de baile; integrado como un elemento callejero; manifestado en la sangre de cada sevillano… así es el arte del flamenco en Sevilla.
JAÉN
Tal vez sea Jaén la región que tenga los cantos y danzas más desconocidos de todas nuestras provincias. Sin embargo son de los más ricos y puros de toda Andalucía. Las distintas ocupaciones por diferentes pueblos invasores a lo largo de su historia han contribuido a enriquecer su panorama musical. Bien pudiera servir de ejemplo el caso de la música árabe del Medievo. La costumbre de bailar formando corro en torno a una hoguera ha estado presente, desde tiempos ancestrales en las tradiciones populares más enraizadas en sus costumbres. La fuerte permanencia en la memoria colectiva de su pasado medieval ha influido de manera decisiva en el gusto jaenero por esta forma de danza, que actualmente conocemos comomelenchones.
La herencia musical de la cultura árabe y cristiana incidieron de forma decisiva en la creaciónde este tipo de manifestaciones folclóricas en la provincia. Por otra parte, la influencia de las comarcas limítrofes también han ido siendo asimiladas con el tiempo. Hay que tener en cuenta que la ubicación geográfica de Jaén la convierte en la puerta de Andalucía para Castilla y la zona del Levante español. Desde loscantos serranos que podemos encontrar en todas las poblaciones de la Sierra del Segura, pasando por los distintos palos de su cante flamenco como la taranta, dotada de profundos sentimientos protagonizados por las gentes vinculadas al trabajo en las minas de carbón que se explotaban en Linares (s. XIX), así como otros que han ido surgiendo de manera espontánea en el laboreo de sus campos de olivos, constituyen un paisaje de tradición que merece el esfuerzo de conocer, divulgar y conservar.
Fandangos, boleros y jotas eran bailadas y cantadas durante la recolección de la aceituna, actividad que por atraer a jornaleros desde otros puntos de la geografía española, dejaron sus particular sello en estas tierras. Pero sin duda son los llamados melenchones los que más se asocian a la idea de folclore que tenemos dela región giennense. María de los Dolores Torres y Rodríguez de Gálvez (1901 -1968) conocida popularmente como Lola Torres, dedicó parte de su carrera musical a rescatar estas coplillas del olvido. Sus estudios fueron publicados en 1972, cuando ya había fallecido. La única edición de la que tenemos noticias está publicada por el Instituto de Estudios Giennenses y por el Patronato José María Quadrado (C.S.I.C.). También compartieron esta inquietud iniciada por Lola Torres otros estudiosos de las costumbres populares, entre los que mencionaremos de Carmen Santa María Lucareli o Manuel Urbano.
Los melenchones son composiciones formadas normalmente por estrofas de cuatro versos entre los que se puede intercalar otra con estructura diferente, a forma de estribillo. Tratan temas cotidianos con lenguaje sencillo en el que la ironía, la crítica o la picardía de lo dicho con medias palabras sirven para divertir y entretener en actividades lúdicas o durante el laboreo colectivo. Era frecuente escucharlos en las reuniones vecinales cuando las familias se reunían para la matanza del cerdo, también en las tareas de la recogida de la aceituna, o en las romerías y principalmente en las conocidas «Lumbres de San Antón».
Precisamente por tener su origen en una gran variedad de influencias culturales, es posible observar como la letra de algunos de ellos también se reproducen en cantos populares de otras regiones andaluzas, siendo muchas veces imposible saber el lugar donde surgió por primera vez. Citamos como ejemplos elmelenchón 2 asociado a la reja típica de Almería y el melenchón 1 con una habanera: «Al amanecer verás…» cuya variante sería : «Al amanecer verás / los rayos del sol salir / y las estrellas brillar / y mi corazón latir».
Como muestra, dejamos aquí algunos de los más conocidos.
GRANADA
Sobre el origen de la denominación flamenco se han esgrimido todo tipo de teorías. Unas lo hacen descendientes del árabe, otras del sefardita o del caló y otras lo relacionan con las aves del mismo nombre, por su actitud garbosa similar a la de un bailaor, o con los procedentes de Flandes (los flamencos) que vinieron a repoblar gran parte de la Andalucía reconquistada. Lo cierto es que hacia el 1860 flamenco era sinónimo de gitano y gitano podía ser gitano o agitanado, que ambas posturas era consideradas flamencas. Por otra parte encontramos en las crónicas las denominaciones de género andaluz o gitanesco para referirse a lo flamenco. La moda de agitanarlo todo que reino en la España de la segunda mitad del siglo XIX es providencial para el desarrollo del cante, el toque y el baile, y mas allá de teorías sobre los orígenes de la palabra flamenco (esa especie de toreo musical) lo que mas nos interesa es el origen de las músicas que como tal lo definen.
Los primeros datos sobre un tipo de música emparentada con el flamenco se remonta, sin embargo, a un siglo antes, mediados del XVIII .cuando el ambiente tonadillero, entre sainetes y romanceros, y el desarrollo cada vez mas patente de una escuela nacional de baile, entre otros elementos, sirve como sustrato que ha de propiciar la creación de los géneros flamencos con la llegada del siglo XIX. El arte flamenco como tal se manifiesta en los teatros y los cafés cantantes de
Cádiz, Sevilla y Jerez, principalmente, cuando un selecto grupo de cantaores, guitarristas y bailadores, de ambos sexos, advierten la excelente acogida que el público dispensa a esta clase de música. Por entonces la música francesa y principalmente la italiana campaban a sus anchas en toda la geografía española y, por eso, el andaluz, conciente de su madurez artística, en lo musical y lo bailable, reacciona ante esa “invasión” y a partir de los cantos que conservaron los gitanos de mil razas distintas que vivieron y viven en Andalucía, cantos que sincretizaron con los toques de las mas exquisitas tradición guitarristica española y con los bailes de la escuela española de palillos, crea una forma de interpretar la música andaluza “por lo jondo” que aglutina y refleja, como ninguna otra forma de música conocida hasta entonces, la inmensa cultura musical de Andalucía. En estos cantos supieron identificar las distintas fuentes que nutrieron su cultura milenaria, abarcando en sus variantes estilistas el sentido de todo un pueblo, las penas y alegrias, el canto profundo y la danza provocadora. En unos pocos años antes el éxito obtenido por este nuevo tipo de música, los artistas propician la cristalización de determinados géneros o palos que día a día se ven enriqueciéndose con todo lujo de variantes.
La historiografía flamenca ha diseñado numerosas teorías sobre los orígenes de este singular arte andaluz. La mas extendida nos habla de una época hermética, en la que los gitanos andaluces cantaban sus letras reservándolas al ambiente intimo y familiar. Esta teoría, careciendo de soporte documental fiable, ha dado paso en los últimos años a nuevas perspectivas que proponen un origen teatral del flamenco. En esta epoca teatral es en la que se configuran poco a poco los generos que hoy conocemos como flamencos. Todo esto ocurre a partir de la segunda mitad del siglo XIX y tiene sus mas rotundos valedores en cantaores como El Planeta, aquel gaditano que fue considerado rey de los dos polos, o su alumno predilecto conocido como El Fillo de Puerto Real y , sobre todo, el gran Silverio, de apellido
Franconetti, patriarca indiscutible de los primeros balbuceos del cante.
Silverio, hijo de italiano y andaluza, fue testigo de una época en la que los artífices del cante no ejercían en su mayoría como profesionales hasta que, a su vuelta tras unos años por América, comienza a cantar en Sevilla en un café cantante regentado por el mismo, interpretando con gran éxito un tipo de canto que acabara llamándose flamenco. Los géneros que surgen por entonces, aparte de los eminentemente bailables, son las llamadas seguidillas del sentimiento, la solea, la caña, las malagueñas y las guajiras. Por otra parte los géneros festeros, cantiñas, jaleos o tangos gozan a su vez de una calurosa acogida al ser interpretados con acento flamenco, desprendiéndose de su originaria cadencia popular. El recién nacido flamenco convivía con el teatro lírico, genero que incluía entre sus números cada vez con mas frecuencia cantos de raigambre popular, intercambiando elementos musicales constantemente. El tango zarzuelero, por ejemplo, proporciona compás y cadencia al flamenco, y este hace lo propio con el tango teatral. Un constante intercambio entre la escena y la taberna que mantuvo y mantiene vivo un tipo de música y de baile que, lejos de iniciarse en las cuevas a la luz de una hoguera, fue alumbrada por las lámparas de teatros y se mostró orgullosa siempre de una variadísima riqueza de estirpe andaluza.
De la generación de Silverio han llegado hasta nosotros nombres que debieron tener una gran importancia por lo que de ellos se comenta en las crónicas. La escuela gaditana con nombres como los de Enrique Ortega, Curro Dulce, Paquirrin el Guante o Enrique el Mellizo. La escuela jerezana con Manuel Molina, Paco de la Luz o el Loco Mateo, la escuela trianera con los caganchos, Ramón el Ollero o los Pelaos. Otros nombres que fueron sin duda sana competencia al grandiosos arte de Silverio fueron los de El Nitri, El Canario, Tío José el Granaino o El Chato de Jerez. Las mujeres jugaron a su vez un papel fundamental en el desarrollo del primer flamenco, con nombres como La Rubia de Cádiz, Dolores La Párrala, La Serneta, La África o Anilla la de ronda, entre otras. Los artistas son cada vez mas solicitados y en la región oriental bañada por el mediterráneo andaluz, Málaga, Granada, Almería, incluso las zonas mineras de Murcia, se apuntan a la fiebre Flamenca y cada día van en aumento los artista que apuestan por este nuevo arte, creado sin pausa un rico repertorio
Así cuando nace el siglo XX están básicamente diseñados los resortes sobre los que se sostiene el arte flamenco. Nombres como Fosforito, Juan Breva y Antonio Cachón participaran activamente el desarrollo del arte andaluz propagando su fama por todos los rincones de la península. Antonio Cachón, inspirado creador jerezano, sienta las bases de numerosos cantes que por entonces se encuentran dispersos, modelando, a partir de los distintos fandangos de las provincias orientales, cantes como la granaína y la taranta, fandangos locales que se inundan de melismas (a cada silaba le corresponde mas de una nota) flamencos y de jondura pasando a formar parte de los palos mas interpretados por los artistas. Cantaores como Manuel Torre o Pastora Pavón, “La Niña de los Peines”, otorgan carta de naturaleza a los tangos flamencos y todas sus variantes, cantaores que beben en el rico manantial de los genios gaditanos, de los cantaores de Jerez, de la escuela trianera, marcando las pautas sobre las que se ha de desarrollar el flamenco
Con la llegada del nuevo siglo nace una nueva forma del acercamiento del flamenco al público a traves de grandes espectáculos que reunian a un notable número de artistas. Esta época fue conocida como la opera flamenca, y tuvo un protagonista indiscutible: Pepe Marchena, quien en los años 20 aparece en el panorama flamenco influyendo notablemente en el desarrollo del cante, Su singular forma de interpretar a lo flamenco otorga acentos renovados a esta expresión musical andaluza, haciendo las delicias de un publico que se agolpaba a las puertas de los teatros y plazas de toros para escuchar el arte de este genio del siglo XX. Su cante tenia un marcado acento “agachonado”, y por consiguiente poco gitano pero a su vez rotundamente flamenco, que trae como reacción el gusto por lo puramente gitano personalizado en el arte de otro flamenco universal: Manolo Caracol, quien influirá notablemente en el desarrollo musical del flamenco contando con numerosos incondicionales de su maestría cantaora. El cante vive en la época de Franco un desarrollo marcadamente folclórista y con predominio de la escuela marchenera, sin embargo el contrapunto de artistas como
Antonio Mairena i
nfluirá de forma notable en la posterior evolución de las formas del cante
Con la llegada de los años sesenta, y como respuesta a la revolución juvenil que invadía todo el mundo occidental, dos personalidades marcan las pautas de una nueva forma de interpretar el flamenco que, sin desprenderse de los principios que marca la escolástica flamenca, aportan nuevos caminos que los jóvenes no dudaran en seguir: Camarón de la Isla y Paco de Lucia, cante y guitarra renovados que supondrán la internacionalización de un arte que en sus orígenes fue andaluz y es hoy patrimonio de toda la humanidad, y que desde Nueva York a Japón, tiene incondicionales admiradores en todo el mundo. La renovación que propone Paco y Camarón tiene como contrapunto el arte de un cantaor enciclopédico que, siendo gran conocedor de los estilos más variados, tiene un papel fundamental en el desarrollo de las propuestas más vanguardistas: el cantaor granadino
Enrique Morente.
La revolución del cante corre paralela a aquella vivida por la guitarra. El instrumento español por antonomasia vive en los primeros años del flamenco un desarrollo inusitado que los guitarristas andaluces sabrán aprovechar, creando el soporte musical idóneo a ese nuevo tipo de música. Es la época en la que Julián Arcas, creador a caballo entre la escuela clásica y la flamenca, o el maestro Patiño, acompañante habitual de Silverio, marcan las directrices técnicas sobre las que se ha de desarrollar la complicada técnicas de la guitarra flamenca. Mas tarde llegaran geniales interpretes como Ramón Montoya, Paco de Lucena, Juan Gandulla “Habichuela”, Niño Ricardo, Sabicas, Esteban de Sanlucar o Melchor de Marchena. La guitarra vivirá desde entonces un protagonismo cada vez mas acentuado manteniendo el equilibrio expresivo tanto de las formas cantables como en las bailables, hasta independizarse y adquirir el rango de instrumento de concierto.
No podemos dejar de mencionar en este breve recorrido por la historia del flamenco el fenómeno del baile. Lo flamenco se manifiesta posiblemente por vez primera en su forma bailable, antes incluso que el cante o el toque. Una singularidad formada de bailar los aires andaluces que inundaban los teatros de la época forjo la estética que hoy conocemos como flamenca en personalidades como La Mancarrona, Concha La Carbonera, Pepa de Oro, La Malena, La Mejorana, Antonia Mercé La Argentina, Laico, Antonio de Bilbao, El Estampío, Vicente Escudero, La Argentina y su hermana Pilar López, por citar algunos personajes fundamentales. El baile vivió entonces un desarrollo teatral que se vio renovado por el arte de Antonio Gades, manteniendo la estela actual con artista de la talla de Mariano Maya, El Guito o Manolote. A su vez el baile de mujer en particular y el flamenco en general se vio revolucionado por una artista personalísima que inoculo al baile una trascendental forma de interpretación:
Carmen Amaya
Hoy, a punto de comenzar el siglo XXI, en general el cante vive a la sombra del gran creador de la isla,
Camarón, así como la guitarra se desarrolla bajo los principios que impone Paco de Lucia. No obstante, entre fusiones y confusiones, el arte flamenco admite nuevas formas conservando el espíritu que lo engendro, la respuesta andaluza y española a las músicas foráneas, como emblema de un pueblo antiguo y sabio en lo musical como pocos existen en el mundo, creando un idioma universal que a todos agrada porque todos participan en su elaboración. Lejos de teorías raciales que intentan reducir los flamencos a unos pocos, se impone la plena participación de todos los que por estas tierras pasaron sedimentando lo mas granado de sus tradiciones, que fueron recogidas, elaboradas y regaladas al mundo entero para disfrute colectivo y gloria del arte de la música
CADIZ
Cádiz es una ciudad y municipio español situado en la provincia de Cádiz, en la comunidad autónoma de Andalucía, en el extremo suroccidental de la Europa continental. Es la capital de la provincia homónima y junto con Jerez de la Frontera es una de las dos ciudades principales del área metropolitana de la Bahía de Cádiz-Jerez,13 14 tercer núcleo poblacional de Andalucía y uno de los más activos económica e industrialmente, en Andalucía, España. Además, conforma junto a los municipios deChiclana de la Frontera, El Puerto de Santa María, Jerez de la Frontera, Puerto Real, Rota y San Fernando la Mancomunidad de Municipios Bahía de Cádiz.15
Con 123.948 habitantes es la segunda más poblada de la provincia homónima por detrás de Jerez de la Frontera con 215.180 habitantes, y la primera si sólo contamos lo que es la Bahía de Cádiz.16 Su economía está basada, principalmente, en el sector del comercio (G),17 debido a la presencia de los astilleros y las actividades de la zona portuaria y de la Zona Franca.5 El otro sector base de la economía gaditana es el turismo, debido a sus playas, a las fiestas locales y al importante patrimonio histórico que posee.
Hoy en día Cádiz es conocida sobre todo por su larga e influyente historia,18 —una de las ciudades más antiguas de Europa occidental y con restos arqueológicos datados en 3100 años—4 5 19 no sólo en el ámbito nacional sino también por su importancia en procesos como las guerras púnicas, la romanización de Iberia,20 21 el descubrimiento y conquista de América o la instauración del régimen liberal en España con su primera constitución.22 así como su influencia posterior de ésta para las constituciones de la ex colonias españolas independizadas. Toda la ciudad alberga numerosas plazas, jardines, iglesias y otros emplazamientos que así lo recuerdan.
La ciudad está situada en un tómbolo,23 frente al estuario del río Guadalete e inmersa en el Parque natural de la Bahía de Cádiz, a 124 km de la capital autonómica, Sevilla.
El conjunto formado por Cádiz y San Fernando está separado de la Península Ibérica por el Caño de Sancti Petri. Históricamente ha sido desde un pequeño archipiélago (llamado Gadeiras), a una sola isla, situación en la que se debate si se encuentra en la actualidad. Esta particularidad hace que sea difícil definir su condición geográfica, aunque hoy día recibe un plan de tratamiento insular. Fue bautizada por Lord Byron como «Sirena del Océano» y se le conoce popularmente como la «Tacita de Plata».24 25
Música
De Cádiz a El Puerto, partitura pdf.
Los duros antiguos, partitura pdf.
Ya en la Antigüedad, las puellae gaditanae (las niñas o las muchachas de Cádiz, como la célebre Telethusa) eran, junto con las egipcias y sirias, las más apreciadas en Roma por sus bailes y cantes (cantica gaditanum). El carácter oriental de sus danzas, caracterizadas por la importancia del movimiento de los brazos (es recurrente el tópico de que bailaban sentadas), así como el marcado y peculiar sentido del ritmo, parecen no haber perdido continuidad a lo largo de los siglos, a pesar de las múltiples civilizaciones que ha ocupado el ámbito gaditano.
Su cuerpo, ondulando muellemente,
se presta a tan dulce estremecimiento,
a tan provocativas actitudes,
que harían excitarse al casto Hipólito.
Marcial (XIV.203)
En 1787 la Santa Cueva de Cádiz encargó a Franz Joseph Haydn el oratorio Las Siete Últimas Palabras de Nuestro Salvador Jesucristo en la Cruz, op. 51.
En el siglo XIX Léo Delibes escribió la canción Les filles de Cadix (Las muchachas gaditanas). Dentro del nacionalismo musical español, Isaac Albénizcompuso varias obras de nombre gaditano, entre las que se incluyen el cuarto movimiento de la Suite española, para piano (1886) titulado Cádiz (canción),Puerta de Tierra (bolero) y Rumores de la Caleta, incluidas en Recuerdos de viaje, op. 71. Hay numerosas canciones populares que mencionan la ciudad en su letra, como la canción infantil De Cádiz a El Puerto, En Cádiz hay una niña (romance del martirio de Santa Catalina) y De Cádiz vengo (romance de la tres hijas del mercader y el príncipe). Asimismo es recurrente la presencia de Cádiz en el pasodoble y en la copla andaluza, como demuestran el pasodoble canción Chiclanera las coplas La Lirio y Carceleras de El Puerto.
Mención aparte merecen las agrupaciones musicales características del Carnaval de Cádiz: los coros, las comparsas, las chirigotas y los cuartetos. Los instrumentos característicos de las agrupaciones carnavalescas son el pito de Carnaval (mirlitón, kazoo, güiro o pito de caña), el bombo y platillo, la caja, la guitarra y la rondalla. El tanguillo comparsero Los duros antiguos, con letra y música de Antonio Rodríguez, el tío de la tiza, es un verdadero himno oficioso del Carnaval de Cádiz.
Recientemente, Antonio Burgos y Carlos Cano escribieron respectivamente la letra y la música de la populares Habaneras de Cádiz.http://www.antonioburgos.com/coplas/cano/cophabcadiz.html Por su parte Alejandro Sanz es autor de una canción titulada Cai e interpretada por La Niña Pastori. El cantautor gaditano El Barrio compuso una letra a Cádiz, incluida en su CD Me voy al mundo, el nombre de la canción es Gades
Flamenco[editar · editar código]
Artículos principales: Cantiñas, Alegrías y Cádiz y los Puertos.
Cádiz, desde el punto de vista de la «geografía del cante flamenco», se encuentra en el área de Cádiz y los Puertos, un territorio cuyos palos más característicos son de carácter festero, como las cantiñas (grupo de palos que incluyen las alegrías (que son cantes provenientes en su origen del folklore aragonés)), así como los tangos, los tanguillos y las bulerías de Cádiz. También son característicos otros cantes más serios o jondos como las seguiriyas y las soleares de Cádiz. Los libros escritos por Fernando Quiñones, comoDe Cádiz y sus cantes (Barcelona, 1964), son clásicos para el estudio del flamenco en Cádiz.
El flamenco gaditano se fraguó en los cuartos de cabales, ventas, colmaos y tablaos gaditanos. Entre sus nombres más importantes pueden citarse Ignacio Espeleta, Aurelio Sellé, la Perla de Cádiz, Fosforito, Enrique el Mellizo, Pericón de Cádiz y Chano Lobato. El bailarín alicantino Antonio Gades, tomó su apellido artístico del nombre romano de la ciudad, en clara referencia al prestigio que en el mundo de la danza tuvo la misma durante la Antigüedad.
La playa de La Caleta y el Castillo de Santa Catalina han sido escenarios de películas como Alatriste o Muere otro día.
Cádiz ha sido escenario de numerosas películas de cine, entre ellas:
Año
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Película
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Director
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1954 |
Las últimas banderas |
Luis Marquina |
1960 |
El emigrante |
Sebastián Almeida |
1961 |
La viudita naviera |
Luis Marquina |
1979 |
Cuba |
Richard Lester |
1982 |
To er mundo é güeno |
Manuel Summers |
1986 |
El amor brujo |
Carlos Saura |
2000 |
Besos para todos |
Jaime Chávarri |
2002 |
Muere otro día |
Lee Tamahori |
2006 |
Alatriste |
Agustín Díaz Yanes |
2007 |
La carta esférica |
Imanol Uribe |
2010 |
Knight & Day |
James Mangold |
Religión[editar · editar código]
Véase también: Diócesis de Cádiz y Ceuta
La religión con más practicantes en Cádiz es, a imagen del resto de España, la católica. Existen numerosos templos y lugares sagrados propias para el culto de esta religión en la ciudad. Cierto número de musulmanes se desplazan usualmente a mezquitas de ciudades cercanas como El Puerto de Santa María o Jerez. En la ciudad de Cádiz, tiene su sede el Consejo Supremo de la Real y Benemérita Institución de los Caballeros Hospitalarios de San Juan Bautista, en el número 11 de la calle Benjumeda, y el día de la Inmaculada y el de San Juan, celebran en el histórico Oratorio de San Felipe Neri las solemnes investiduras de Damas y Caballeros Hospitalarios.
MALAGA
El Baile Típico de Málaga LOS VERDIALES……..
Los Verdiales (o Fiesta de Verdiales) son una manifestación socio-musical de origen campesino, privativa de determinados puntos geográficos en la provincia de Málaga, (Andalucía, España) -comarca de la Axarquía, valle del Guadalhorce y Montes de Málaga.
Consiste en un particular estilo de cante y baile ejecutados con el acompañamiento de una orquestina compuesta por un violín, de dos a cuatro guitarras, un pandero, dos o más platillos (crótalos), varios palillos (castañuelas) y, en algunos de sus estilos, un laúd o bandurria. Cuando tiene lugar una actuación pública este conjunto se completa con las figura del alcalde o mayordomo -una especie de regidor que enarbolando una varilla (vara de mando) apunta a la persona que debe cantar y señala el comienzo y el final de la actuación- y del abanderao, que marcha junto al alcalde al frente de la panda portando y bailando una bandera española o regional. Antiguamente otro miembro del grupo portaba una caracola marina adornada con cintas de colores que hacía sonar cuando el grupo se acercaba a los cortijos para avisar de su llegada.
En el argot, al conjunto de tocaores (intérpretes músicos), cantaores (cantantes) y bailaores (bailarines) se le denomina Panda de Verdiales, y a sus actuaciones, compuestas por tres o cuatro coplas, luchas. Al miembro de una panda y al aficionado a los Verdiales se le llama fiestero.
El término «verdiales» remite al partío de «Los Verdiales», una comarca olivarera malagueña en la que es común el cultivo de la variedad de aceituna denominada verdial (del latín viridis: verde, vigoroso, joven, vivo) por mantenerse verde aún madura. Dicho partido se considera cuna de los Verdiales al estilo Montes, y sobre él versa una copla frecuentemente cantada en dicho estilo:
«Vengo de Los Verdiales
de Los Verdiales vengo
vengo de ver a una novia
que en Los Verdiales tengo.»
Según el estudioso Andrés Jiménez Díaz[1] llamar «verdiales» a esta tradición milenaria es una costumbre relativamente reciente, y no significa más que la zona de procedencia donde alcanzó mayor notoriedad. Así, decir Fiesta de los Verdiales sería equivalente a hablar de la Fiesta en los Montes, en los Moras, en Comares, en Almogía, en Jeva, etc., siendo «la Fiesta» el hecho común que acaecía en todas esas ubicaciones.
Los Verdiales despiertan interés musicológico y antropológico principalmente por tres motivos:
Antigüedad: Según flamencólogos como Hipólito Rossy (Teoría del Cante Jondo.- Credsa, Barcelona, 1998) y José Luque Navajas (Málaga en el cante.-El Guadalhorce.-Málaga, 1965) los verdiales son, como poco, la más primitiva forma de fandango malagueño y, casi con seguridad, puede que del andaluz en su conjunto. Alfredo Arrebola (Doctor en Filosofía, flamencólogo y cantaor) llega a afirmar que «el fandango más antiguo que registra la historia flamenca es, exactamente, el de Málaga» con sus dos formas «verdiales y fandangos abandolaos, siendo los más viejos los primeros, incluso anteriores al mismo flamenco» (V Congreso de Folclore Andaluz).
Pureza: Es un fandango campesino que, tal y como expresa Luque Navajas, «debido a su copioso acompañamiento, ha evolucionado muy poco , conservando aún su naturaleza primitiva, de una rudeza y autenticidad impresionantes».
Vitalidad: Al contrario que otras manifestaciones artísticas andaluzas que se desnaturalizaron al desaparecer su contexto cultural y academizarse, los verdiales se han seguido transmitiendo de padres a hijos de manera ininterrumpida hasta la actualidad por lo que se trata de una genuina y rara muestra de folclore vivo.
Estilos
La tradición ha legado a la época actual tres estilos que se designan según la zona geográfica donde han alcanzado prevalencia. Se trata de los estilos de [B]Almogía, Montes y Comares[/B]
El origen de los Verdiales es una cuestión controvertida, habiendo predominado durante años la idea de su raíz morisca y su catalogación dentro de los cantes flamencos. Esta hipótesis fue puesta en entredicho conforme algunos investigadores empezaron a interesarse por este folclore malagueño y detectaron que el carácter saturnal, común y gregario de su práctica, la rudeza y copioso acompañamiento de su toque, así como la prenda más distintiva de los fiesteros -el sombrero de flores y lazos- remitían forzosamente a épocas no ya preflamencas o anteriores a la invasión árabe, sino pre-romanas y hasta pre-fenicias.
Málaga: Fiestas y Folclore |
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Málaga es una ciudad excepcionalmente alegre y simpática, con todo el tipismo y folclore andaluz, por lo que no es de sorprender que sus fiestas estén cargadas de estos tópicos y de esta alegría y colorido propios de la tierra. Entre sus más conocidas fiestas destacaremos:
6 de Enero la Cabalgata de los Reyes Magos, abre el año con un espectáculo especialmente atractivo para los niños.
La Semana Santa, se celebra con desfiles procesionales, entre los que destaca la cofradía del Señor de los Gitanos, el Lunes, y la cofradía de Nuestro Padre Jesús el Rico, el Miércoles, que cumple aún con la tradición del privilegio dado por Carlos III de liberar esa noche a un preso.
En Mayo las festividades del Corpus Cristi, son de especial interés, sobre todo en Casabermeja, donde las fiestas duran cuatro días y es un verdadero espectáculo ver sus calles engalanadas con colgantes de colores, ramas y macetas.
La tercera semana de Agosto se celebra la tan típica Feria y Fiestas de Verano cuando todo el tipismo y el folclore malagueño alcanzarán su máximo esplendor. Junto al espectáculos de ver a las mujeres engalanadas con sus trajes de flamenca, destaca el Desfile de Enganches y la Feria del Caballo, donde se aprecian auténticos exponentes de la excepcional raza del caballo andaluz.
El año termina sus festejos con la curiosa tradición del 28 de Diciembre, día de los Santos Inocentes, cuando en se celebra la Fiesta Mayor de Verdiales, que congrega miles de personas de todas las localidades vecinas a cantar y bailar verdiales durante toda la madrugada. Los verdiales son un palo del flamenco típico de las zonas rurales malagueñas. En este concurso de cante y baile, participan numerosos pueblos de la provincia. Es una fiesta
ALMERIA
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Tradición Almeriense
La tradición almeriense, su cultura, costumbres y formas de ser, tienen mucho que ver con su trayectoria histórica y también geográfica. Almería ha tenido la suerte de estar en un lugar estratégico, entre Andalucía y Murcia, como quien dice y ha visto pasar gran cantidad de culturas por sus tierras, que ha conseguido que se haya quedado un poquito de cada una de ellas, dando al carácter almeriense toda su particularidad y, como no, todo su atractivo.
De hecho, a pesar de que políticamente, Almería pertenece a la comunidad autónoma andaluza, poco o nada tiene eso que ver con las fronteras culturales, lingüísticas, etc. Desde los albores de los tiempos, la tierra almeriense ha estado vinculada a lo que se conoce como ‘Arco Mediterráneo’, al ‘Levante’, y ha formado parte tanto física como culturalmente del ‘sureste’. Esta zona del sureste comprende la provincia de Almería, el norte de Granada, la sierra del Segura, la sierra albaceteña limítrofe con Murcia y gran parte de Alicante. Todo ella comparte no sólo un clima y pluviometría común, sino también un habla, un folklore, gastronomía, indumentaria tradicional. Todo esto tiene muchas causas, pero principalmente, una: la expulsión morisca y la repoblación cristiana proveniente en su gran mayoría de murcianos y valencianos. Esto se ve en cantes, bailes y también en el traje típico tradicional: el de Almería no es el traje de faralae, de sevillana para la mujer y traje corto para el hombre, sino que se compone en la mujer de un refajo, básicamente, que es una falda de lana, o lana y algodón, delantal, camisa, medias, alpargatas o esparteñas para los pies, enaguas y pañuelo para la cabeza y para los hombros y enaguas bajo la falda. Con algunas variaciones si es para fiesta o trabajo. El del hombre se compone de esparteñas, calzas de lienzo, faja y un zarangüel, un ancho calzón de lienzo que cubría desde la cintura hasta las rodillas, camisa, pañuelo para la cabeza, manta de lana decorada y capa para las ocasiones festivas. Se les llama, vestidos así, las ‘refajonas’ y el ‘curro’, símbolo cultural.
Además de estas tradicionales ropas, en Almería capital concretamente, y de antaño hasta ahora hay varias fiestas que no se pueden olvidar:
En Almería capital, hablar de fiestas es hablar de la Virgen del Mar, la Feria y Fiestas de Almería en honor a su patrona tienen lugar en la segunda quincena de agosto, es una Feria muy andaluza. En cuanto a tradiciones, se puede destacar la Semana Santa, declarada de interés turístico nacional, así como las jornadas taurinas y el flamenco.
Y, cómo no, hablar de tradición en Almería es hablar de gastronomía y del tapeo, pero este tema merece un capítulo aparte.